Siempre me ha gustado analizar cualquier malestar o incomodidad que he enfrentado yendo a la raíz del problema, indagando en el origen para deconstruir el mecanismo que lo había generado. Con la terapia estructural he vivido, con cierto asombro, el camino inverso. Y es que ha sido después de sanar ciertos estados (físicos y emocionales), sin yo hacer nada más que abrirme a recibir y sin necesidad de entender, que he vislumbrado cómo estaban afectando a mi vida. Es una terapia fácil y amable, con resultados evidentes, que hizo cuestionarme que la sanación requiera de esfuerzo y sufrimiento. Un verdadero regalo para mi cuerpo y alma. Gracias, Helena!
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