El karate es un arte marcial de tradición japonesa íntimamente unido a la espiritualidad budista zen.
El que ofrecemos en Darannur pretende recuperar el enfoque espiritual que tuvo en el pasado, basado en la tradición, y prescindiendo de los aspectos deportivos y competitivos. La práctica como fin en sí misma “sin fin ni espíritu de provecho”.
Los beneficios que aporta al practicante se materializan a distintos niveles:
– FISICOS: con una mejora general de la salud gracias a los estiramientos a los que se someten a las articulaciones, tendones y músculos; al trabajo alterno de tensión-relajación que tonifica el cuerpo; a la mejora en la movilidad de la cadera junto con avances en el sentido del equilibrio, coordinación, fuerza, kime, reflejos, psicomotricidad de los miembros, o la corrección postural de la columna.
– MENTALES: como la concentración o el cultivo de valores como la educación, el compañerismo y sobre todo el respeto. Además de promover todos los autos (conocimiento, control, estima…) fundamentales para nuestro desarrollo interior.
– ENERGETICOS: produce efectos benéficos sobre todo nuestro sistema energético (cuerpos sutiles, activación correcta de chakras, desbloqueos en los meridianos…) y con un trabajo adecuado de la respiración, un fortalecimiento de nuestro Ki.
Es importante resaltar también su carácter HOLÍSTICO. Los avances, la progresión que consigamos en cada plano, desarrollados de una manera consciente, se reflejan también en los otros. El maestro zen Dogen decía “si transformáis primero vuestro comportamiento corporal, vuestra mente se transformará a continuación”. El trabajo físico consciente es una clave transformadora de nuestra vida. El karate puede ser una Vía estupenda de encauzamiento de nuestra transformación.