No llores, vuela
Recordando el interesante libro de Jack Kornfield, “Después del éxito, la colada”, retomo esta frase que siempre ha sido una de mis favoritas y que nos recuerda aquello que aquel otro gran terapeuta de la vida, Fidel Delgado, suele decir, que somos “Seres Humanos”, y como tales nos componemos de una entretenida dualidad, la del Ser y la del Humano. Cuando nos encontramos en la primera disfrutamos del inigualable encuentro con nuestra esencia, de una lucidez absoluta, de una calma y una paz indescriptibles… pero entonces el Humano tira de nuestro Ser arrastrándole hasta la ineludible realidad de nuestra querida tierra.
Y es que, efectivamente, lo humano se nos hace muchas veces difícil de llevar por mucho que nuestro camino espiritual nos haya regalado espléndidas experiencias de conexión. Pero eso es lo que somos, o mejor dicho, eso es lo que una vez decidimos ser. Y henos ahora aquí, siendo demasiadas veces incapaces de entender de qué manera podemos aplicar nuestras más internas y sagradas experiencias a esos molestos conflictos que se nos presentan continuamente en la vida diaria.
Pues si, después del éxito, siempre hay que hacer la colada
Creemos los que nos movemos en los mundos de la espiritualidad y el crecimiento personal, que todo lo que nos sucede está de alguna manera predeterminado, sabemos que es para nuestro mayor aprendizaje y como tal, es algo que asumimos y aceptamos, pero aun así confiamos en que lo que nos espera acabe por resultar fácil y agradable. Quizás sea ésta una manera de poder sobrellevar la vida en los momentos de calma, una especie de instinto de supervivencia que nos permite sentirnos más confiados.
Y un día, el aprendizaje llega, a veces es suave y de un meridiano “se ve venir” pero otras nos vapulea, nos arrastra y nos ahoga, y nuestra parte humana hace lo que puede para mantenerse a flote ante el dolor. ¿Qué hacemos entonces?.
Tantos años de práctica espiritual, de éxtasis, para no poder ahora mantenernos impasibles y reaccionar con calma. ¿Dónde puedo hallar la motivación para continuar adelante?
En un primer momento, ríndete al dolor, no hay otra. Acepta tu lado humano, vivimos en un mundo emocional y es absurdo negarnos a sentir. Va contra nuestra naturaleza y aún más, contra nuestra evolución. No te sientas peor por no saber controlarte, no te sientas en la obligación de ser siempre fuerte. Permite que tus emociones se desborden de vez en cuando y sean tus grandes maestras. Con cada lágrima, con cada tristeza, con cada dolor, tu corazón va engrandeciéndose y recuperando su poder.
“Los sentimientos son el camino hacia el corazón.
Los sentimientos fuertes surgen
cuando la puerta al corazón está lista para abrirse.
Las personas que le tienen miedo a enfrentar
sus sentimientos, pueden utilizar la meditación
y otras prácticas espirituales para seguir en la negación.
Esto puede dar resultado por un tiempo…
Hasta que la vida llega y los aplasta.
Entonces se ven obligados a ir más a fondo”.
Paul Ferrini
Tómate tu tiempo
Es necesario, has de sumergirte en el pozo más profundo, refugiarte en el bosque de tu alma, ese espacio que te pertenece sólo a ti y donde puedes encontrar el silencio que necesitas. Tómate el tiempo que haga falta pero eso sí, no te acomodes demasiado, recuerda…. Tu ser divino también está ahí, tu luz también pide seguir brillando con más fuerza. Y entonces, cuando tu corazón te lo pida, cuando ya hayas respetado y honrado a tu naturaleza humana, entonces y sólo entonces, echa un nuevo vistazo a ese hermoso bosque que se esconde en lo más dentro de tu corazón, y mira cómo sus preciosos árboles y sus enormes ramas están esperando para ofrecerte apoyo, para ayudarte a sostener tus raíces y que desde ellas puedas elevar tus alas.
Y ahora, ya no llores…. Vuela. Recoge cada lección aprendida y empieza a integrarlas. Es en este momento cuando todas las técnicas adquiridas a lo largo de tu camino se harán más presentes, cuando de nuevo recordarás todo aquello que puede ayudarte y que has ido practicando durante tanto tiempo.
Llevar una vida con un propósito espiritual no significa que estemos exentos de sufrir, pero nos regala una perspectiva diferente que ayuda a que los tiempos de sufrimiento se acorten y a que los sucesos que nos acontecen tengan un sentido.
Da gracias por tener esa otra visión de la vida y ahora que ya te encuentras un poco mejor, es el momento de hacer el esfuerzo por retomar y usar el método con el que más resuenes para empezar a recobrar tu fuerza. Respira, medita, camina, haz yoga, baila, usa tus manos para crear algo hermoso. Contempla el sol que a pesar de todo sigue saliendo cada día. Disfruta de tus seres queridos, algún día dejarán de estar ahí así que aprovecha cada pequeño instante que pases junto a ellos.
¿Qué has hecho otras veces que te procuraba paz?. Seguro que lo sabes, así que vuelve a hacerlo otra vez. Poco a poco, con la práctica, volverás a re-sentirte y esta vez encontrarás un nuevo regalo, ahora descubrirás que este último gran dolor ha sido igualmente sagrado. Porque, como sabíamos, nada es casual, todo tiene un propósito perfecto. Lentamente comenzarás a entenderlo y observarás cómo tu corazón vibra en una nueva frecuencia, cómo tus pies se han enraizado con más profundidad en la energía de la madre tierra, cómo tus alas se han hecho más grandes y luminosas, cómo de nuevo comprendes… desde otro lugar.
Por Helena Bejarano
Imágenes cortesía de Belén Martín
Etiqueta:crecimiento personal, motivación, superación