Activando la consciencia solar. Un relato cristalino
ACTIVANDO LA CONSCIENCIA SOLAR: UN RELATO CRISTALINO
Hacía tiempo que tenía ganas de realizar algún curso de cristales, son ya varios años impartiendo talleres pero sin recibir una información diferente a la que ya tenía, por mucho que en mí se actualizaba, y era algo que me estaba pesando. Sin embargo todo lo que veía no me cuadraba, siempre encontraba las mismas visiones “canónicas” sobre el uso de los minerales. Unas visiones que, de algún modo, resonaban dentro de mí a verdades aprendidas y aceptadas pero vacías de experimentación.
Cómo somos los humanos… en nuestra búsqueda de la verdad nos alejamos de las creencias impuestas por el sistema para acabar aceptando creencias que siguen siendo ajenas, pero que por ser alternativas nos parecen aceptables, sin detenernos a pensar que en realidad pueden ser también un sistema de manipulación y control, diferente eso sí, y posiblemente con buena fe, pero al final un sistema que nos vuelve a enganchar a una panacea milagrosa o a algún gurú que pretende tener la clave de nuestra proceso sin darnos cuenta de que, en realidad, el verdadero maestro es cada uno y la clave está solo en nuestro interior.
Pues con estas cavilaciones llevaba yo tiempo buscando y por fin, el parón del Covid-19 me tenía un regalo (uno más…) preparado. Escribo esto a mediados de Mayo, estos dos meses han sido para mí, con altibajos, una oportunidad absolutamente impagable para volver hacia dentro, parar y reencontrarme con todo aquello que me da fuerza, y me refiero a mi fuerza interior. Esa fuerza que siempre está pero que normalmente se desdibuja en las prisas, las cosas pendientes por hacer, el trato continuo con la gente… Estos dos meses han supuesto un proceso casi alquímico de recuerdo y regeneración en los que he vuelto a leer, a estudiar, a meditar a diario, a disfrutar del silencio.
Y en los que no han parado de sucederse sincronías mágicas, entre ellas descubrir a gente con la que aprender desde mi visión algo a lo común sobre lo que es la espiritualidad. Todo un gusto. Me voy a centrar en una de ellas…
Hace un par de semanas navegaba por internet cuando recordé la página de una maestra de cristales colombiana, Luisa Caro se llama. Busqué sus videos y encontré una entrevista que realizó hace unos meses en Barcelona y mientras la escuchaba, sus palabras iban vibrando en mi interior. Era justo el enfoque que estaba buscando. Lamenté que estuviera tan lejos, (reside en México), me hubiera gustado hacer algo con ella.
Dos días después entro en Instagram y encuentro un post suyo contando que durante el mes de Mayo va realizar cursos individualizados on-line. ¡¡¡Estaba claro, era mi momento!!! Uno de estos cursos fue el que más me llamó la atención: “activar la consciencia solar con los cristales y manifestar abundancia y poder interior”, vaya, justo lo que he estado trabajando este tiempo!
Así que me inscribí sin dudar y quedamos en hacerlo el día 15, San Isidro, una fecha que me gustó. Luisa me indicó los cristales que necesitaría para el taller: citrinos, lapislázuli, pirita, amatista, esmeralda y piedra del sol.
Tenía todos menos la esmeralda y la piedra del sol, pero bueno, no importaba, se podía hacer con el resto.
No sé exactamente si fue un día, dos o tres después, estaba en casa buscando una cosa, (ya no recuerdo ni el qué), pero fui a mirar dentro de una caja, una especie de joyero que me regalaron y al que nunca he dado tal uso, donde pensaba que podría encontrarlo ya que ahí suelo guardar pequeños objetos variados. No estaba lo que buscaba pero sí una cajita de una joyería. Miré dentro. Contenía diminutos anillos y pendientes de oro, regalos de mi bautizo, que en algún momento debí de guardar con el pensamiento de venderlos. Pero entre todos ellos, un anillo de oro (consciencia solar) con una brillante esmeralda engarzada en él y además de mi talla! ¿En serio Jorge????
Siempre repito lo mismo: cada sincronicidad, cada pequeño acto que vivo como sagrado, no deja de sorprenderme a pesar de su recurrencia. Así que con los pelos de punta agradecí una vez más.
El domingo antes del curso, de nuevo en Instagram (no sé por qué pero esta red social me abre siempre un montón de ventanas mágicas), veo nada más entrar un directo de la cuenta de Gemoterapia fácil, una tienda on line de minerales establecida en Asturias. “Bueno, no voy a comprar nada pero como nunca he estado en un directo suyo voy a entrar a mirar…”
Nada más hacerlo me encuentro con que la chica de la tienda deja sobre la mesa un cristal para pasar a coger otro y enseñarlo a la cámara. ¿Lo adivináis?? ¡Una piedra del sol!. Como podéis imaginar a día de hoy está ya en mi poder después de algún problemilla con el envío gracias a lo cual pude conocer algo más a Liliana, el alma detrás de Gemoterapia fácil, que resultó ser muy inspiradora.
Llega por fin San Isidro y ya tengo a todas mis hermanas y hermanos cristalinos preparados. Diez minutos antes de la conexión me falla Internet y me toca llamar corriendo a Movistar. Llevo mucho tiempo sufriendo estas pérdidas de señal y les he llamado mil veces pero esta vez doy con una chica muy agradable que entiende perfectamente cuál es el problema y la manera de solucionarlo de-fi-ni-ti-va-men-te. No sé qué pensareis los que estáis leyendo esto pero para mí fue otra señal, justo a punto de lanzarme al mundo de los cursos online (doy el primero en una semana) no quería más dolores de cabeza con la tecnología, et voilá!
En cuanto al curso, uff, como podéis imaginar con estos preliminares fue absolutamente perfecto. Justo lo que llevaba tanto tiempo buscando. Justo lo que mi alma reclamaba para mí en este preciso momento.
Os resumo: llevaba todo el día lloviendo y arreció especialmente por la tarde. Trabajamos con limpieza de memorias, es un trabajo muy profundo y muy potente que ahora continuaré por unos meses.., Luisa iba guiándome con meditaciones y en ocasiones cantaba en alguna de ellas. Una de las veces, cuando comenzó a cantar de nuevo, empecé a oír otra voz muy leve, se trataba de mi marido que estaba encerrado en una habitación componiendo con sus auriculares y que había empezado a cantar (jamás antes lo había hecho) al tiempo que lo hacía ella creándose entre los dos lo que sentí como una energía de unión de polaridades que me envolvió durante unos segundos ya que ambos se callaron enseguida y casi a la vez.
Continuamos con la última meditación en la que debía visualizar un túnel de luz llegando hasta el sol. Respiré, visualicé y enseguida comencé a ver una brillante luz dorada, ¿verla?, no, claramente la sentía, una cálida luz solar bañando mi cara que se estaba haciendo cada vez más intensa, con un calor que se hacía cada vez más presente y entonces lo pensé… pero no, no podía ser… Por si acaso abrí levemente los ojos y sí, ahí estaba, la lluvia había cesado después de horas y en su lugar, en el justo instante en el que yo comenzaba a activar mi consciencia solar, el sol salía de nuevo y su brillante luz entraba por la ventana cubriendo todo mi cuerpo.
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