Los cristales hablan y podemos sentirlos. Están vivos, porque son el origen de la vida. Son pura energía y nos la regalan constantemente. Nosotros no sabemos escucharles y nos perdemos una experiencia increíble al no poder hacerlo. Eso es lo que he aprendido en este curso… A escuchar, a sentir y a vibrar con ellos. A conocerlos y a saber qué pedirles cuando los necesito. A reconocer su “magia” e interactuar con ella. A despertar con ellos y hacer que formen parte de mi vida. Gracias por haberlo hecho posible
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