¿Feliz año?
Adoro el simbolismo de la Navidad, el “sol invictus”, la luz que renace después de parecer detenida en el solsticio y que va cogiendo fuerza hacia la primavera. Símil quizá de nuestra propia luz/esencia, que tras un periodo de recogimiento y de navegar hacia las sombras, vuelve a brillar y comienza a expresarse hacia fuera. El momento del año en el que se nos recuerda que luz y oscuridad son importantes, que no puede existir la una sin la otra y que debemos explorar y acoger a ambas en nuestro interior.
Sin embargo, no disfruto de la misma manera de la nochevieja. Todos los años en esta fecha me maravilla observar tantos deseos positivos, todos esperamos que el nuevo año sea mejor que el anterior, que los problemas desaparezcan, que logremos nuestros deseos… todos sentimos que este año nuevo va a ser nuestro año! pero en unos días todo ese foco desaparece y volvemos a nuestra rutina interna. De nuevo caemos en los mismos pensamientos, en las mismas creencias, en las mismas actitudes. Y desde luego, el año sigue trayendo de todo, positivo y negativo, los problemas persisten, los sueños se mantienen en la esfera de lo irreal…
He de confesar que envidio el positivismo que provoca esta fecha aunque yo lo vivo siempre con demasiado escepticismo. No creo que por cambiar de año las cosas cambien, creo por el contrario que la vida es un cambio continuo, un ciclo constante de evolución y transformación, en cuya espiral vamos experimentando, integrando, creciendo. Y creo en el trabajo personal, en ese camino constante de auto observación, de descubrimiento, de mantenernos alerta ante nuestras excusas, de evitar el auto engaño.
Quizás por eso, y por mi mentalidad pragmática y muy poco romántica, no vivo el cambio de año con especial alegría.
En 2016 descubrí esta viñeta del dibujante Szoka y en realidad, ese es mi deseo, que seamos capaces de cambiar, no con el año, sino poco a poco, cada día, celebrando cada amanecer, no dando nada por sentado, disfrutando de la vida, abriendo nuestra mirada, escuchando otras perspectivas, respetando otras opiniones, alejándonos de los extremos para vivir en armonía y equilibrio, intentando ser, en definitiva, más felices, a pesar de que a veces la vida nos pone a prueba.
¿Igual de ingenuo? ¿Igual de utópico? Quizás, pero estoy convencida de que es la mejor manera de caminar sobre esta tierra, así que no, no os voy a desear un Feliz año nuevo.
Lo que deseo es que seáis unos Felices vosotros nuevos!.
Nos vemos en el camino.
Helena Bejarano