La terapia estructural es una terapia cuántica que opera sobre los planos físico y emocional de la persona promoviendo el equilibrio perfecto.
Los nervios de todo el cuerpo se conectan al cerebro a través de la médula espinal, protegida por la columna. Por esta razón, cuando se produce un desvío de las vértebras, como es el caso de la escoliosis, la cifosis o la lordosis, el sistema nervioso deja de funcionar correctamente y se pueden producir molestias en cualquier parte del cuerpo. La columna vertebral es el eje que sostiene la región cervical, dorsal y lumbar.
Simbólicamente es nuestro cetro, el bastón de poder personal, dotado de firmeza y flexibilidad. Terapia estructural trabaja a nivel de alma, accediendo a través de la información reflejada en nuestras columna a múltiples planos, físicos y emocionales, para ir devolviendo a la persona de acuerdo al ritmo que puede asimilar, el equilibrio y el orden en su vida.
Este método es no invasivo y por lo tanto compatible con cualquier tratamiento psicológico, médico o farmacológico sin ser nunca sustitutivo de éstos.
¿En qué consiste un tratamiento?
La terapia estructural se puede realizar de modo presencial o a distancia. Cada sesión de esta terapia se desarrolla en dos partes:
En primer lugar se trabaja sobre la columna vertebral revisando qué vértebras están desviadas y corrigiendo la desviación de modo energético para favorecer el equilibrio de la estructura del cuerpo ayudando al sistema nervioso a trabajar sin interferencias.
Si sufres de fatiga, ciática, lumbalgia, dolor de riñones, dolor de espalda, dolor cervical, dolor de cabeza, migraña, vértigo o fibromialgia, podemos encontrar desviaciones en la columna que se pueden corregir con esta técnica.
En la segunda parte de la sesión, se trabaja el no-consciente, liberando los bloqueos emocionales y permitiendo a la persona expresar todo su potencial.
Estos aspectos emocionales como los bloqueos heredados, patrones familiares, fobias, filias, duelos no concluidos, traumas…, seamos conscientes o no, a lo largo de los años se convierten en una carga que nos acaba bloqueando tanto a nivel físico como emocional. En la segunda fase de la sesión accedemos a estos planos más sutiles para ir restaurando el equilibrio.
¿Cuántas sesiones son necesarias?
Normalmente, un tratamiento suele constar de 4 sesiones pero no es igual para todo el mundo. Hay personas que sólo requieren una o dos, y otras que necesitan 5. El propio desarrollo del tratamiento nos indicará cuándo es la siguiente sesión y en qué momento finalizarlo.
Recuerda que es un método muy respetuoso con lo que la persona es capaz de asimilar y es necesario respetar esos ritmos.